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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Festival del Cantar


¡SEA BIENVENIDO EL CANTO ESCOLAR A NUESTRO ESTABLECIMIENTO!
La familia valdiviana es hoy parte de la sociedad moderna. En ese ámbito, desarrolla su actividad y tiene acceso a los beneficios tecnológicos, educacionales, comerciales, de vivienda y de apertura a los acontecimientos culturales que ocurren en el mundo entero. Tiene la posibilidad de un trabajo y se angustia cuando amenaza la incertidumbre laboral. Se desenvuelve y transita desde un mundo frío, amenazador e impersonal, a un entorno afectivo, familiar, místico y divertido. El hoy, desde las relaciones sociales, es de común, lejos del vecino, en ocasiones, cerca del pariente, informado de la salud de los padres y amigos laborales. El ayer de nuestra infancia, que se socializó junto a padres y abuelos, fue de visitas, celebraciones, festejos y aniversarios, juegos colectivos y de salón, chistes y canciones con guitarra y acordeón. El concepto de “gente del sur” se construyó con el trabajo agrícola, sudor de bueyes y transporte fluvial. Grandes sembradíos de trigales, remolacha y papas movilizaron al campesino y al obrero agrícola, se le arrancaron al monte troncos centenarios y se prepararon suelos para el ganado, las aves y la horticultura. Generosos arbustos y árboles aportaron el fruto para mermeladas y conservas. Las manzanas para la molienda, se transformaban en licor de chicha y esto daba paso a fiestas populares. Se hizo importante la abuela, heredera de recetas culinarias y de repostería de paladar germano. Se nos hace propio el asado de cordero o de vacuno. Por el sector de la costa, el mar provee con diversidad de especies y se comercia en el muelle con dinero o en base a trueque. Ese Valdivia, cambió por decisión natural de modo triste y brutal sus costumbres centenarias, rugió fuerte la tierra y, para no ser menos, también se enojó la mar. Se cerraron las escuelas y sus delantales blancos no pudieron más cantar. Nacen los damnificados, los esfuerzos que se hicieron para devolver al Sur la unidad de las familias, sus viviendas, sus escuelas y sus niños, fueron lentos y agrupados bajo historias de amarguras. Se perdieron edificios, casas, puentes y el buen pasar por las calles y los centros culturales como el “Musical Obrero”, las retretas en la plaza y la audición dominical de la Radio Baquedano con el popular “Tío Luchín” (don Luis Monsalve Q.E.P.D.). Eran muchas las familias que preparando el almuerzo tarareaban por costumbre el “Niños de Valdivia, la provincia en general, pongan atención a este espacio infantil, ¡escuchen, escuchen, esta audición infantil, Luchín!. Era la ocasión que los niños tenían para lucir sus precoces sueños de artistas y con tonadas, parabienes, corridos, pasodobles y no pocas melodías de Gardel invadían los hogares con sus voces de esperanzas. Desde el ámbito escolar, los profesores aportaban con esmero y compromiso, su talento creativo para las grandes celebraciones del Calendario Escolar. El Teatro Cervantes, era el centro de eventos más importante de Valdivia en la década del 50 al 60 y en él se realizaban representaciones escolares de categoría, muchas comisiones de trabajo permitían que no hubiera detalles sin considerar, la puesta en escena debía ser perfecta y el desarrollo del programa un privilegio a contemplar. Esos maestros merecen toda mi admiración, no eran dramaturgos, directores de coro o de teatro, ni tampoco tramoyistas u administradores, eran profesores con el sello normalista, desde esta esencia crecía el cantar de niños a cuatro voces, la presentación de la orquesta infantil de cuerdas de la escuela A, el grupo de teatro de la escuela rural B, la declamación de un alumno de la extensa y vibrante poesía “Al Pie de La Bandera” de Víctor Domingo. Silva, por mencionar parte de los programas presentados. El Valdivia de hoy, tiene que extraer del subconsciente y volver a las aulas el canto escolar. El canto en la escuela contribuye de muy buena manera a mantener nuestro acervo cultural y origina los primeros sustentos de expresiones humanas que conllevan los diversos estados anímicos que son consecuencias de nuestras interacciones. Agradable es escuchar cantar en la voz de un niño, un niño que no canta no recibe los beneficios del sonido, es deficiente en armonía y desconoce los atributos de la voz. El acto de cantar contribuye a la salud y al bienestar del alma. Se asocia a la alegría o la tristeza, el festejo o placidez, el romance o el enojo.

Por todo lo anterior, felicitaciones a todos nuestros alumnos que se esforzaron y participaron en esta expresión musical y a sus profesores y padres que se esmeraron para que este evento resulte de lo mejor. Como estímulo a su desempeño artístico, los ganadores de ciclos se hicieron merecedores de MP4, una bicicleta, Radios CDs y guitarras eléctricas.
Entonces... sólo queda prepararnos ... para hacerlo... mucho mejor el 2011.



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